03 mayo 2006

¿Es más habitable y sostenible el cemento o las zonas verdes?. Ejemplos desde el diseño urbano

del blog nómada




Se suele pensar que las zonas verdes hacen más habitables y más “ecológicas” las ciudades (y por ende más sostenibles). Por el contrario, se critican normalmente el cemento y el asfalto como sinónimos de ciudades deshumanizadas, diseñadas para el automóvil. Por otra parte, cada vez está más claro que la densidad urbana es sinónimo de vitalidad y sostenibilidad (al aumentar los desplazamientos a pie y reducir el uso del automóvil privado, y permitir mayor actividad comercial). Pero, las zonas verdes reducen, necesariamente, la densidad. Por tanto, estamos ante una paradoja, al menos en los discursos urbanos hechos desde la corrección política que defienden las zonas verdes y atacan sl “sprawl suburbano.


Traigo todo esto aquí para mostrar un ejemplo a microescala de la contradicción, al menos en algunos casos, entre zonas verdes y sostenibilidad. Todas las fotografías de este post están tomadas en A Coruña; las dos superiores (barrio de Elviña a la izquierda, Ciudad Jardín a la derecha) corresponden a áreas urbanizadas hace ya varias décadas y en las que las zonas verdes ocupan una parte relevante de los espacios públicos. En concreto se ha optado por “dotar” a las aceras peatonales de amplias zonas verdes reduciendo el espacio de tránsito a un mínimo. Dos resultados son evidentes invirtiendo un tiempo en observar ambas zonas: 1) caminar por estas zonas se hace difícil, espscialmente en grupo o con niños pequeños y carritos; como consecuencia aparente el tránsito de peatones es escaso y la actividad comercial es prácticamente nula; 2) las zonas verdes son a veces tan estrechas que acaban siendo abandonadas por los servicios de jardinería y, al menos en algún caso, acaban por desaparecer como tales.


La fotografía inferior muestra otra zona urbanizada recientemente en el barrio de Elviña a pocos cientos de metros de la primera fotografía. En este caso, la proporción de espacio dedicado a “cemento” es mucho mayor, aunque siguen existiendo zonas verdes, y los usos peatonales son mucho más intensos. La gente utiliza habitualmente esta zona para sus paseos, ir con el perro o en bicicleta, o para su tránsito a zonas comerciales próximas. La vida comercial en esta zona es también más intensa y, parece, que se incrementerá rápidamente.


Es fácil observar diseños urbanos de ambos tipos en las ciudades españolas. La idea de incluir “verde a cualquier precio”, incluso cuando el espacio público es escaso, lleva a destruir por completo cualquier posibilidad de uso peatonal de esa zona, y acaba por desactivar la actividad comercial. Como efeco secundario incrementa el uso del automóvil y las emisiones contaminantes. Cuando el espacio público es más amplio, el priorizar las zonas de tránsito (normalmente utilizando “materiales duros”) proporciona mayor utilidad a los usuarios a pesar de que su estética no resulte tan agradable para algunos (aunque cabría preguntarse si el sentido estético no está mediatizado por la equiparación que tanto se repite entre zonas verdes y calidad de vida).


Todo esto no descalifica, ni mucho menos, las zonas verdes, pero nos debería hacer reflexionarno más en el cómo y para qué que en el cuánto indiscriminado.

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